La prueba de audición más común es la otoscopia, que es una exploración física del oído. Durante la otoscopia se evalúa el conducto auditivo externo, el tímpano e indirectamente el oído interno. El examen permite identificar y diagnosticar las alteraciones del audífono (infecciones, acumulación excesiva de cerumen y rotura o perforación de la membrana del interior del conducto auditivo) [1].

El examen del oído con un otoscopio (otoscopia) suele ser realizado por un médico o una enfermera como parte de la exploración física. Antes de realizar el examen, el médico o la enfermera elige el tamaño del espéculo que sea más cómodo para la paciente. El examen también se recomienda si el paciente sufre pérdida de audición y dolor de oído [2]. Durante el examen, el médico observa cuidadosamente el oído y el canal auditivo. El examen en sí no es invasivo y no es doloroso. Durante la otoscopia, el médico evalúa el estado del tímpano, cuyos cambios pueden indicar las siguientes enfermedades: otitis interna u otitis media, otitis purulenta o lesiones fúngicas [3]. El examen otoscópico debe ser una parte rutinaria del examen, especialmente en los pacientes más jóvenes, porque permite el diagnóstico temprano de la otitis y la prevención de un mayor desarrollo de la enfermedad.

Referencias:
1. Ivankiewicz S., Ejercicios de otorrinolaringología. Varsovia: PZWL, 1985, p. 11-19.
2. Latkowski B. Otorynolaryngologia – kompendium, Wydawnictwo Lekarskie PZWL, Warszawa 2007.
3. Durko M., Godycki-Ćwirko M., Kosiek K., Latkowski B. Enfermedades de los oídos, la nariz, la cavidad oral, la garganta y la laringe, Wydawnictwo Lekarskie PZWL, Warszawa 2008.

fuente: Departamento de Familia, Salud y Asuntos Sociales de la Región de Malopolska